Opinión

Tradiciones nacionales

Zenón Jorquera, Zenón Jorquera
Zenón Jorquera / FUENTE: Zenón Jorquera

Nuestra cultura nacional, la cultura de Chile, no es originalmente chilena, es una combinación de la cultura de quienes nos conquistaron y de los pueblos indígenas; una fusión de sus costumbres y tradiciones para hacer de nuestro país lo que con orgullo decimos que es un lugar único, hermoso y especial para vivir, disfrutar y realizarnos como personas.

Tenemos nuestras costumbres que se han arraigado en la comunidad nacional. Una de ellas la denominamos "la once", nuestra tradicional taza de té, café o leche (o la mezcla de ambos), a media tarde, algo así como el té de los ingleses, al que nosotros le agregamos el pan con mantequilla, y otros deliciosos acompañamientos. Y de acuerdo a la estación del año, tiene otros ingredientes. En el verano, los tomates; y en el invierno, las cecinas. Pero el pan no puede faltar. Y ojalá la marraqueta (llamada también pan francés o pan batido, según la región). Estamos hablando de costumbres.

Chile ocupa el segundo lugar entre los países consumidores de pan en el mundo (96 kilos por persona anualmente); solo nos supera Turquía. No cabe duda: somos buenos para el pan. Nos gusta comer pan.

Y en los deportes, el rodeo es el deporte ecuestre típico, reconocido como tal desde el 10 de enero de 1962. Se realiza desde la época colonial, por lo mismo es una típica fiesta campesina chilena, especialmente en la zona central del país, que con el paso del tiempo se ha expandido a otras zonas.  

Es un deporte, y como tal se encuentra regido por una estricta reglamentación que, entre otras normas, establece que solo podrán competir caballos chilenos inscritos, montados por jinetes con atuendo de huaso completo. No sólo eso. Con motivo de las críticas que cada cierto tiempo arrecian, especialmente de movimientos ambientalistas y animalistas, el 25 de noviembre de 2015 la Federación Deportiva Nacional del Rodeo Chileno presentó la "Política de Bienestar Animal", firmada por todos los presidentes de asociaciones de rodeo, comprometiéndose a respetarla y velar por su estricto cumplimiento. 

Quien no acostumbra ir a los rodeos no logra entender que en la actualidad no hay maltrato. Cualquier golpe indebido, se penaliza; para eso están los jurados que son especialistas, tienen experiencia en evaluaciones, precisamente para evitar que se dañe a los animales. Su objetivo es resguardar el bienestar de los animales que participan en los rodeos, y asegurar que todos los involucrados en cada competencia conozcan y acaten sus responsabilidades en el manejo de ellos.

El rodeo tiene tantos adeptos que, incluso, algunas estadísticas señalan que ha habido temporadas donde se ha contabilizado más espectadores que en los partidos de fútbol profesional. Es tal en entusiasmo de la "familia corralera", que ya no sólo son hombres los que "collerean", sino también mujeres y muchos jóvenes, quienes preservan esta tradición campesina.          

Cada rodeo es una fiesta, que cuesta mucho organizar y realizar. Lograr los patrocinios no es tarea fácil. Pero el amor por las tradiciones pesa más y no escatiman esfuerzos, dedicando mucho tiempo, golpeando puertas -con  tesón y perseverancia- de las municipalidades y del sector privado para obtener el efecto deseado. Y lo logran.

¡Cuando se quiere, todo se puede!, dicen. Es verdad. Y demuestran la tenacidad típica del hombre del campo.

Los municipios representan a toda la comunidad y, como tales, deben apoyar a la mayor cantidad de instituciones; entre ellas a los clubes de rodeo y a todas las que preserven, mantengan, difundan y masifiquen nuestras tradiciones. Por lo mismo, los Concejos Municipales acuerdan aportar recursos económicos e insumos, entendiendo que es un deber, entre otros, cultivar las tradiciones y costumbres y fomentar nuestra cultura tradicional popular.

Zenón "Cheno" Jorquera

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