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Es Azolem, un bioestimulante natural llamado que ha sido desarrollado a partir de dos plantas acuáticas: la lenteja de agua (Lemna minor) y el helecho de agua (Azolla). Tiene la particularidad de mejorar la productividad de los cultivos y, de paso, ayudar a la economía de pequeños y medianos agricultores de la zona.
La iniciativa nació de la observación y curiosidad del biólogo marino Rodrigo Fuentes, quien, durante una visita a México, reparó en el rápido crecimiento de la lenteja de agua en estanques usados para cultivar berries. "Me impresionó cómo crecía tan rápido", recuerda Fuentes. Al regresar a Chile, decidió investigar el potencial de esta planta en combinación con el helecho de agua, dando origen a Azolem.
El proceso de producción del bioestimulante natural implica cultivar plantas acuáticas en recipientes o piscinas, donde su rápido crecimiento permite cosechas frecuentes. Una vez recolectadas, se procesan para obtener dos productos: una fracción líquida, que se aplica directamente a las plantas para estimular su crecimiento y resistencia al estrés térmico e hídrico, y una fracción sólida, que se está evaluando como posible alimento para animales debido a su alto contenido proteico.
Además de los beneficios en materia de productividad agrícola, Azolem tiene un impacto positivo en la sostenibilidad ambiental. Las plantas utilizadas en su elaboración son eficientes en la captura de dióxido de carbono, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
"Estas plantas albergan otras bacterias que fijan el nitrógeno atmosférico y lo bajan a las plantas. Por eso es una productora de nutrientes. Es la mezcla perfecta para ir nutriendo a los cultivos", comentó Rodrigo Fuentes.
Actualmente, 18 personas de Los Ángeles, Santa Bárbara, Quilleco, Quilaco y Alto Biobío participan en el cultivo de las plantas acuáticas, quienes así generan ingresos adicionales.
"Así estamos ayudando a gente de pequeños campos que tienen muy poco desarrollo económico. Esta planta les ayuda a la alimentación de sus animales, y también les da la posibilidad de sacar un bioestimulante para un mejor vivir y para sus cultivos".
La versatilidad de Azolem también se extiende al ámbito de la alimentación animal. Dado su alto contenido proteico, la fracción sólida resultante del proceso de producción se está evaluando como una fuente nutritiva para el ganado, lo que podría reducir la dependencia de insumos externos y abaratar costos para los agricultores.
La implementación de Azolem en la Región del Biobío representa un ejemplo de cómo la innovación y el aprovechamiento de recursos naturales pueden converger para generar soluciones sostenibles en la agricultura.
Al mejorar la salud del suelo y la productividad de los cultivos, este bioestimulante ofrece una alternativa ecológica a los fertilizantes químicos tradicionales, contribuyendo a la conservación del medio ambiente y al bienestar de las comunidades rurales, según señalan en su sitio web.
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