Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna
Columnista

Padres y maestros

Alejandro Mege Valdebenito.

por Alejandro Mege Valdebenito.
"Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida.
Sin embargo... en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño
perdurará siempre la huella del camino enseñado"

Madre Teresa de Calcuta

Caminando al costado de la columna de estudiantes en huelga, movimiento mantenido ya hacía varios días que, una mañana de la pasada semana, se desplazaba por la principal calle de nuestra ciudad y lo hacía de manera un tanto atípica: tranquila y ordenada, con cánticos, consignas y carteles, reclamando por una solución a los problemas que se viven en el establecimiento en que estudian. Acompañaban la marcha de muchachas y muchachos algunos adultos, entre ellos un profesor que me era  conocido y que, no siendo profesor del establecimiento en paro de actividades, lo hacía en su condición de padre de uno de los estudiantes que protestaban, entre otras cosas, por la situación que afectaba a una de sus profesoras, reconociendo  que entre los responsables del hecho que vivía la docente se encontraban involucrados algunos de sus propios compañeros de estudios, actitud destacable y que es digna de atención por cuanto no es común reconocer que los responsables de acciones que rompen el orden y la armonía y trasgreden la norma del respeto y la sana convivencia  en una comunidad, en cualquier comunidad humana, no son siempre "otros", ni ajenos a "nosotros" mismos. Sabemos, por experiencia, que movilizaciones, huelgas, protestas, por más legítimas y justas que sean (algunas no lo son cuando se descontrolan y pierden el objetivo que las originaron y dañan más que construyen) no siempre son bienvenidas por la autoridad y la comunidad cuando tensionan la vida en común. Sin embargo, lo peor que se puede hacer es no prestarle atención, responsabilidad que también corresponde asumir principalmente a los padres y profesores cuando de movilizaciones de estudiantes se trata. Tarea que para padres y maestros (maestro es la cúspide del ser profesor) en los tiempos que se viven no es nada de fácil, menos cuando los padres, por las razones que sean, transfieren a la institución escolar y al profesor el rol que les corresponde desempeñar en la educación y, de manera especial, en la formación en conductas constructivas y valores positivos de los hijos. Tarea en las que padres y maestros pueden fracasar - lo que ocurre con frecuencia- si se tiene temor de llamar la atención o de "molestar" al hijo o hija o al alumno en su caso, para no hacerles exigencias para que se esfuercen, rindan y se comporten como personas de bien y como estudiantes de acuerdo a sus reales capacidades. Una permanente actitud consentidora o permisiva, de facilitarlo todo y evitar el esfuerzo necesario para superar las dificultades, no crea ni fortalece el carácter ni el espíritu de superación. Un padre y una madre no pueden abdicar de su rol formador por cariño o simpatía, menos por el temor de perder su amor o su estimación, cuando lo que realmente se pierde es su respeto. A su vez, algunos maestros, para evitarse problemas frente una familia y una sociedad que le demandan mucho, pero que no solo le proporcionan poco o ningún apoyo, al contrario, por lo que el  reconocimiento ocasional que reciben en el discurso público, no resulta creíble, optan por no exigir mucho a sus alumnos, sacrificando con ello el verdadero alcance y sentido de la educación. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, desencanto y frustración, incluso soledad, para realizar su tarea un maestro no puede renunciar a cumplirla si no está dispuesto a renunciar a sí mismo.

Cuando los padres y los maestros  asuman en propiedad, incluso con sacrificio, pero con optimismo, el rol que la familia y la sociedad  que, a través de la historia les ha sido asignado (y la autoridad los apoye) podrán tener la satisfacción del deber cumplido, tal como existen numerosos y destacados ejemplos, que justifican plenamente el ser y sentirse padres y maestros, arquitectos del mejor futuro de las nuevas generaciones.

Alejandro Mege Valdebenito

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto