En el sector rural de La Isla, ubicada en el sector sur de la comuna de Los Ángeles, nació Carmen Verdugo. Fue en el seno de una familia humilde y sencilla, en una época en que no se contaba ni con electricidad ni con servicios sanitarios, y mucho menos de comodidades.
Pese a la realidad de ese entonces, esta joven artista desde pequeña mostró un talento y pasión excepcional para el arte y el dibujo. Ya los siete años había ganado su primera competencia comunal de pintura escolar.
Nadie imaginó que ese talento precoz que mostró Carmen desde niña, sería el preludio de una carrera artística impresionante y exitosa. "Crecí en Paillihue, en un entorno de pobreza y dificultades familiares, pero nunca deje de perseguir mis sueños artísticos", comentó Carmen.
Durante su adolescencia, en el Liceo Comercial, encontró el apoyo incondicional de la profesora Ivonne Fernández (QEPD), quien la alentó a participar en exhibiciones de arte.
Sin embargo, a pesar de las adversidades y la falta de recursos para estudiar arte de manera formal, Carmen nunca se cansó de soñar y trabajar por conseguir sus objetivos.
EL TATUAJE DE SU VIDA
Entre líneas, dibujos y tinta, Carmen se convirtió en una adulta y madre, la vida siguió su camino y esta mujer independiente tuvo que trabajar arduamente para su hijo. En el trayecto, jamás dejó de lado por su pasión por el arte, más bien, lo cultivó cada día pintando y vendiendo su arte en ferias costumbristas durante sus ratos libres.
En 2016, Carmen conoció a su actual pareja, quien en ese momento - sin que ella lo supiera - se convertiría en el apoyo incondicional que necesitaba. Juntos buscaron nuevos horizontes, mudándose a Nueva York con la esperanza de encontrar mejores oportunidades para su hijo. "Adaptarse a un nuevo país no fue fácil, pero mis orígenes humildes me ayudaron a enfrentar la dura realidad de empezar de cero", relató.
Carmen había nacido para cosas grandes, y ella lo sabía más que nadie, por lo que aferrada a sus sueños con esfuerzo, perseverancia y sin influencias, con espíritu de luchadora e constante trabajo logró impulsar su carrera como artista y tatuadora, participando en exhibiciones de arte en Long Island City y Manhattan. Asimismo, hizo pinturas al óleo para vender y pintó un gran mural para un restaurante colombiano en el barrio de Queens, en NY.
DE PALLIHUE A NEW YORK
Hacer arte en el cuerpo humano se convirtió en aquello que la hacía vibrar, por lo que estudió y se licenció como "tattoo artist". Luego de trabajar en tiendas de tattoos en Brooklyn, Midtown Manhattan y Queens, consiguió un puesto en Times Square, donde desarrolló su amor por el arte corporal al máximo.
Actualmente, su tienda recibe clientes de todas partes del mundo y se ha posicionado como la única tienda de tatuajes con cinco estrellas en la zona. Han colaborado con musicales de Broadway y con Times Square Alliance, viviendo un momento de plenitud y felicidad que siempre soñó alcanzar.
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