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Mi respuesta es terminante: no. Está demás, es absurdo, caro e inútil. De todas las normas regionalizadoras, ninguna se ejecutó en el espíritu de una efectiva descentralización administrativa y financiera del Estado. Al revés, se encareció todo, sirvió para repletar más funcionarios públicos, muchos de ellos deambulando por las regiones "asignadas" y otros, 16 gobernadores por ejemplo, que se les entregó el país completo, terminaron todos, sin excepción, todos cuestionados por dineros brujos gastados en calzones y otros en viajes a Isla de Pascua con la secretaria de compañía. Más allá, con proyectos inútiles, en fin los gobernadores de "farrearon" Chile entero.
En Ñuble, región recién creada, se señaló que la cesantía llegaba al 10,4%, la más alta de Chile. Los periodistas fueron a la gobernación en busca de respuesta y el Gobernador, un Sr. Crisóstomo, les informó que "ya le hicimos ver al Gobierno Central este problema". Y nada más. Es decir, no era capaz de mostrar un programa de recuperación laboral de desarrollo efectivo. Es decir, está absolutamente de más. Además, denominar al gobierno nacional como el gobierno central, demuestra que tiene en su ADN el centralismo.
No, definitivamente no. Muy caro todo y muy inútil todo. ¿Habrá algo a bueno que efectivamente se pueda aplaudir porque se hizo bajo el concepto regionalizador? Nada, no hay nada. Todo lo que haya podido existir, se hizo porque había que hacerlo y punto. Además, los portalianos - yo entre otros - hablaron siempre de un estado único sin atisbos federales ni menos ladrones sueltos por las regiones, y comunas chilenas, (hay 52 alcaldes con procesos legales en su contra).
¿Y los partidos políticos? Otro desastre. Quién sabe si a estas alturas lo más inútil de todo. ¿Alguna vez, hemos oído alguna propuesta de desarrollo de algún partido para el lugar en que funciona? Nunca y creo que no ocurrirá nunca. Hay una frivolidad asombrosa. Se conectan con decenas de personas "pidiendo nombres. Tengo que llenar una lista de concejales en tal o cual comuna", es el grito desesperado. Reparten cargos, se arrogan poder laboral. Una semana atrás, el presidente de los comunistas, Lautaro Carmona, declaraba que estaba molesto porque "en el Ministerio del Interior, no le avisaron previamente que iban a poner término al contrato de su camarada Burgos", un personaje que se echaba al bolsillo varios millones de pesos en la Subsecretaria del Interior, sin hacer nada. Y Carmona, enojado porque no le avisaron. Y a propósito, hemos leído o conocido alguna vez un proyecto de desarrollo para Chile del Partido Comunista. Nunca, jamás, eso es misterio.
Como ha cambiado todo en tan poco tiempo, cómo se destruye el país. Se cierran las expectativas de ser un país del primer mundo. Cómo podemos aguantar que la totalidad de los candidatos partidarios a alcaldes y gobernadores sean dispuestos por Santiago y ninguno, sí, ninguno por la comuna que pretende representar ni menos inscribirse en su región.
La regionalización no resultó, y lo digo con tristeza por haber sido parte de este proceso que a Chile le quedó grande. Espero que esta sea la última elección de gobernadores y volver a los intendentes y punto, lográbamos más cosas, había más desarrollo.
Mario Ríos Santander
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